viernes, 15 de febrero de 2008

STANLEY MATTHEWS






Si buscásemos el significado de deporte en el diccionario, encontraríamos una descripción totalmente diferente al verdadero significado del fútbol. Si existiese el olimpo, seguro que sus jardines tendrían la hierba bien cortita, sin duda los dioses aman el balón.
Y es por esto que el sentimiento de la gente hacia los magos del deporte rey, nada tiene que ver con el que corresponde a un magnífico deportista, va más allá de lo que la razón tildaría de lógico.
Es por ésto que nos gusta recordar a los que con su sacrificio y dedicación a este “deporte” han hecho posible su actual reconocimiento y grandeza.

Como la tierra de uno es donde nace, el fútbol es inglés, y como no, el mentor de los grandes jugadores del fútbol nació en las islas.

Sir Stanley Matthews (1de febrero de 1915 al 23 de febrero del 2000), es considerado como uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos, y fue, seguro, el primer gran futbolista de ellos.
Matthews nació en Seymour Street, Staffordshire, y desde niño tubo muy claro que su vida era el fútbol. El hecho de que su padre fuese barbero, pero amante del boxeo, creó en él un sentimiento de responsabilidad y sacrificio para con lo que hacía, que, sin duda, marcaron su carrera.
Su primer contrato profesional, lo firmó con el Stoke City en 1932, fue en este club donde se hizo como futbolista, y supo devolverle con creces lo recibido, con muchos años de entrega y jugadas antológicas.

Su talento le llevó precozmente a la selección inglesa, en la que fue voz cantante desde 1934 hasta su retirada. Pero no fue la camisa blanca y roja la que le reportó sus mejores éxitos.
Su carrera siempre discurrió por la derecha del campo, un extremo como los de antes, nunca mejor dicho, capaz de regatear desde el medio del campo hasta la línea de fondo y dar el gol a un compañero.
Si hubiese que distinguir su principal característica, sin duda, sería el regate. Considerado junto al “Quinto Beatle” George Best, el mejor regateador británico de todos los tiempos, sus carreras resultaban a menudo irrisorias por la facilidad con la que se deshacía de sus rivales.

Con la figura de Stanley ya en lo alto del monte del fútbol, la Segunda Guerra Mundial, propició un paréntesis de dos años en su vida futbolística.
En 1947, tras el fin de la guerra, fichó por el Blackpool, club para el que jugó hasta 1961, y a pesar de que en cuanto a títulos no consiguieron nada extraordinario, Mathiw siguió demostrando su grandeza en el campo.
Ante todo un señor en el campo que jamás se despistaba ni equivocaba, es curioso el dato de que nunca fue amonestado.

Su partido más importante sin duda fue "The Matthews Final". El 2 de mayo de 1953, en el Empire Estadio de Wembley.
Se jugaba la Final de la FA Cup de Inglaterra, su primera final. Más de 100.000 personas llenaban la catedral del fútbol, y fueron testigos privilegiados de la coronación de Stanley Matthews.
El Blackpool iva perdiendo por un gol a falta de 3 minutos del final. Es en este momento aparece la figura de Matthi, que por su banda, la diestra, se dispuso a escribir su propia historia. Una carrera extratosférica primero para darle el gol a Mortensen, y una serie de fintas dejando a rivales en el suelo, después, asistiendo a Perry. El Blackpool ganó su final, la final de Matthews.
Este asombroso partido propició un hecho sin precedentes, la corona británicas se rindió a sus pies, nombrándolo “Sir”, Caballero Británico.

Para terminar su palmarés de una forma especial, no pudiendo ser de otra forma, la revista France Football lo nombró Balón de Oro en 1956, el año del surgimiento de este fantástico reconocimiento.


Un último dato resume la carrera de este rey de reyes, Stanley Matthews dejó el fútbol el 6 de febrero de 1965, con 50 años, siendo el futbolista con más edad que jamás halla jugado en la primera división inglesa.

2 comentarios:

No, gracia a vo´ dijo...

Una auténtica gloria!
Su habilidad no se asemejaba al estereotipo de futbolista inglés! Por eso fue distinto, entre otras cualidades.

Saludos

Migue

Pablo G. dijo...

Bonito artículo sobre un personaje ilustre. Saludos